sábado, 8 de marzo de 2014

Día Internacional de la Mujer

Mi homenaje particular a las Mujeres del Mundo con un poema de una escritora chilena, a la que tuve la oportunidad de escuchar recitándolo, y que ofrece una visión muy especial y diferente.

Feliz Día Internacional de la Mujer!


AGRADEZCO SER MUJER



Agradezco ser un animal,
porque los hombres han puesto en peligro
la supervivencia del planeta.
Agradezco ser hembra,
porque el hombre no es el centro del universo,
sino apenas un eslabón más
en la cadena de la vida.
Agradezco que me digan que soy irracional,
porque la razón ha conducido
a los peores actos de barbarie.
Agradezco no haber inventado la tecnología,
porque la tecnología ha envenenado
el agua y el ozono.
Agradezco que me hayan colocado
más cerca de la naturaleza,
porque nunca estaré sola.
Agradezco que me hayan confinado
al hogar y a la familia,
porque puedo hacer de toda la Tierra
mi hogar y mi familia.
Estoy feliz de que me llamen ama de casa,
porque puedo apoderarme de la mía.
Estoy feliz de no ser competitiva,
porque entonces seré solidaria.
Estoy feliz de ser el reposo del guerrero,
porque puedo
cortarle el pelo mientras duerme.
Estoy feliz de que me hayan excluido
del campo de batalla,
porque la muerte no me es indiferente.
Estoy feliz de haber sido excluida del poder,
porque lejos del poder
me alejo de la ambición y la codicia.
Estoy feliz de que me hayan excluido
del arte y la ciencia,
porque los puedo inventar de nuevo.
Me agrada saber que dicen que mi cerebro
es más pequeño que el del hombre,
porque entonces
mi cerebro cabe en todas partes.
Me agrada que me digan que carezco de lógica,
porque entonces
puedo crear una lógica menos fría y más vital.
Me agrada que me digan que soy vanidosa,
porque puedo mirarme al espejo
sin sentirme culpable.
Me agrada que me digan que soy emocional,
porque puedo llorar y reír a gusto.
Me agrada que me digan que soy histérica,
porque entonces puedo lanzar platos
a la cabeza de quien intente hacerme daño.
Me gusta que me llamen bruja,
porque entonces puedo cambiar
la dirección de los vientos a mi favor.
Me gusta que me llamen demonio,
porque puedo quemar
el lecho donde me abusan.
Me gusta que me llamen puta,
porque entonces puedo hacer el amor
con quien me dé la gana.
Me gusta que me digan débil,
porque me recuerdan
que la unión hace la fuerza.
Me gusta que me digan chismosa,
porque nada de lo humano me será ajeno.
Pero lo que más agradezco,
lo que más me agrada,
lo que más me gusta
y lo que me hace más feliz,
es que me digan loca,
porque entonces ninguna libertad
me será negada.
Una y mil veces me quemó la Inquisición
y aprendí a nacer de las cenizas.
Me encerraron en un harén
y encerrada no dejé de reír.
Me pusieron un cinturón de castidad
y adquirí las artes de un cerrajero.
Cargué fardos de leña y me hice fuerte.
Me pusieron velos en la cara
y aprendí a mirar sin ser vista.
Me despertaron los niños a medianoche
y aprendí a mantenerme en vigilia.
No me enviaron a la Universidad
y aprendí a pensar por mi cuenta.
Transporté cántaros de agua
y supe mantener el equilibrio.
Me extirparon el clítoris
y aprendí a gozar con todo el cuerpo.
Pasé días bordando y tejiendo
y mis manos aprendieron
ser más exactas
que las de un cirujano.
Segué trigo y coseché maíz,
pero me quitaron la comida
y con hambre aprendí a vivir.
Me sacrificaron a los dioses
y a los hombres
y volví a vivir.
Me golpearon y perdí los dientes
y volví a vivir.
Me asesinaron y me ultrajaron
y volví a vivir.
Me quitaron a mis hijos
y en el llanto volví a la vida.
Con tanta fortaleza acumulada,
con tantas habilidades y destrezas aprendidas,
Mujer, si lo intentas,
tú puedes dar vuelta el mundo...


Tatiana Lobo
Escritora chilena, nacionalizada costarricense -1939

sábado, 7 de septiembre de 2013

Musikiki 2012 IIª

Cierro por fin esta entrada de los temas que me acompañaron en 2012...Empezamos en Turquía, y luego vinieron Francia, Ginebra, Sevilla, Corcega, Camboya,...ayyyy! Cuantas sensaciones! Más ahora una vez ha pasado el tiempo...

Empezamos con un clásico de los buenos cóckteles! The Andrews Siters - Rum and Coca Cola Asín me gusta más el Hip Hop...será ese piano? Outlines Feat RZA - Now ThatI'm free Subimos la intensidad! A pegar botes! Skip the Use - Give me your life Por muy manida que esté...no deja de recordarme cosas bonitas...a la más bonita...Los Ronaldos - No puedo vivir sin ti Y nos seguimos poniendo tiernos. Mad World – Gary Jules Mucha clase y ¡A bailar la Rumba! ¡El botesito y el dansóon! Ry Coder- Los Chucos Suaves
Desde UK una mezcla redonda y elegante con tos sus avíos orquestrales. Skeewif – Coming Home Baby Recuerdos de 6 meses en Suiza con gentes lindas de todo el mundo. M83- Midnight City Y nos ponemos melacólicos...muy melancólicos, pero con la sonrisa y la felicidad contenida de lo vivido. Merece la pena ver el video y entender la letra. El gran Jhonny Cash – Hurt Siempre cae un poco de ....¡Cumbiaaaa! Lyto Barrientos y su orquesta – Cumbia en Do menor Rock and roll y marcha personificada en el artista que pone baile al video de este temazo. Black Keys- Lonely Boy Y para acabar el tema que alentó las cosas buenas de 2012...y las que sigan ocurriendo en los años venideros. Joe Crepúsculo – Tus Cosas Buenas

sábado, 22 de junio de 2013

ALGUNOS FACTORES CLAVE EN LA TRANSFORMACIÓN HACIA EL DESARROLLO: RELATO PERSONAL DE RAFAEL MUELA SOBRE SU EXPERIENCIA CON LA FUNDACIÓN ETEA EN CAMBOYA (PARTE I)

21/06/2013

Ya durante el transcurso del Máster en Cooperación al Desarrollo y Gestión de ONGD de ETEA mi inquietud por la región asiática era patente, sobre todo debido al reto que representaba para mí el choque cultural y la oportunidad de aprendizaje personal y profesional que ello implicaba. Por este motivo, tras trabajar en Centroamérica con Naciones Unidas, cuando se me planteó la posibilidad de colaborar con el proyecto Concertación social y empoderamiento económico, con equidad de género, en territorios rurales de Stung Treng y Ratanakiri (en adelante SPEE) en Camboya, no me lo pensé dos veces.

El proyecto, desarrollado entre los años 2011 y 2013 gracias al financiamiento de la AECID, tenía como objetivo la mejora de la gobernabilidad y la economía en las áreas rurales del noreste de Camboya, para lo que se proponía la creación y refuerzo de espacios de concertación que permitieran la colaboración entre los estamentos públicos y las organizaciones de base de la sociedad civil.

Siempre he pensado que uno de los elementos claves para conseguir una transformación en el terreno en el que se plantea una intervención de cooperación al desarrollo es el del empoderamiento a todos lo niveles, y en ese sentido el proyecto de la Fundación ETEA en Camboya representa para mí un gran ejemplo.

El primer nivel de dicho empoderamiento viene representado por la conformación de un equipo local identificado y empoderado con los objetivos del proyecto y el desarrollo de su zona, y ese era el caso de los colegas involucrados en SPEE. Los miembros del equipo de ETEA eran líderes convencidos de la necesidad de “tomar las riendas” en diferentes niveles para salir de la pobreza, y de que nadie si no ellos y ellas eran el camino más corto, efectivo y sostenible para hacerlo.

Asimismo, para el empoderamiento cierto y efectivo de los beneficiarios, resulta crucial la creación de un clima de confianza y cercanía entre los responsables de la ejecución de las distintas actividades y los participantes en las mismas. A este respecto mi conclusión tras mi experiencia con la Fundación ETEA es que los ejecutores locales de las actividades, entre otras razones por el idioma, deben llevar el peso principal de las acciones que se desarrollen directamente con beneficiarios, debiendo pasar el técnico expatriado a un segundo plano salvo en momento muy puntuales.

Por otro lado, y de nuevo según mi opinión, una de las carencias que enfrenta la cooperación internacional en los países en los que ejecuta proyectos es la lejanía, tanto física como emocional, que dista entre organizaciones y beneficiarios.

La primera viene dada por el hecho de que la gran mayoría de decisiones relativas a los proyectos se toman desde las oficinas ubicadas generalmente en las capitales de los países correspondientes, que en el caso de Camboya y muchos otros, se encuentran a una gran distancia del desarrollo de la acción del proyecto. Obviamente, a efectos administrativos y de representación institucional, las capitales suelen ser el centro neurálgico. Sin embargo, esta circunstancia no debería comprometer hasta tal extremo el espacio físico en el que se llevan a cabo los procesos decisorios.

La distancia emocional vendría representada por las circunstancias vitales en las que los actores involucrados desarrollan las actividades del proyecto, es decir, el lugar hermenéutico desde el que actúan, más allá de las lógicas e inevitables diferencias culturales. En algunas ocasiones he observado en este sentido una falta de esfuerzo por “calzarse los zapatos” de la población a la que se pretende apoyar, en detalles de tanta relevancia como los transportes, los hoteles, la comida, o en algo tan sencillo y necesario en este sector como la sonrisa.

En marco del proyecto de ETEA en Camboya las referidas distancias de alguna forma se consiguieron reducir a través de prácticas en principio no de tanta relevancia, pero que al fin y a la postre sirven para acercar la cooperación internacional y la realidad local.

En este sentido cabe destacar el hecho de que la sede y base de operaciones en Camboya del proyecto se encontraba situada en Banlung, la capital de la provincia de Ratanakiri, permitiendo de esta forma un mejor seguimiento de las actividades del proyecto y facilitando así la sensación de proximidad y empatía entre equipo implementador y beneficiarios.

Asimismo, a nivel personal, considero que han sido experiencias enriquecedoras los múltiples viajes entre la capital y la provincia, usando el transporte público que usa la gran mayoría de la población para estos desplazamientos. En dichos trayectos tuve la oportunidad de compartir espacio con ellos, ellas y los diferentes enseres que se transportaban en la “furgoneta-taxi” tales como motocicletas, televisores, alimentos, herramientas, entre otros múltiples bultos irreconocibles que se colocaban como fuera posible tanto en el espacio interior como exterior del vehículo. Durante las entre nueve y doce horas de trayecto por carreteras de todo estado y condición, pese a las obvias dificultades lingüísticas para la comunicación, uno consigue compartir incomodidades, gestos, miradas, sensaciones, sonrisas y en la diferentes paradas del trayecto, mesa y olla de arroz, todo ello siempre regado por parte de mis compañeros y compañeras de viaje, de la mejor de las voluntades para hacerme el tiempo más agradable y llevadero.

Continuará en la parte II

miércoles, 13 de febrero de 2013

Musikiki 2012 Iª


De vuelta por estos lares cibenéticos con la mejor excusa: EL MUSIKIKI 2012!!!Cada vez más mi reproductor musical se convierte en un reproductor de youtube, que permite explorar a cada momento los temas que de una u otra forma me llegan a las OREJASSS! SÍ OREJAS! Al final rencompilaciones como estas me hacen comprobar que pese a que ya no le dedico tanto tiempo a la investigación musical...mira, al final salen cositas!
Pos aquí viene el primero, empezamos fuerte! Otra vez Hot Chip! Sacan disco me siguen confirmando mi predilección por ellos. De hecho debe ser, por méritos propios,  ese grupo que antes me viene a la cabeza cuando me preguntan eso de ¿Y cual tu grupo favorito? Pues eso, a bailar! Será otra vez por el bajo? Pero esté tema me entró de primeras, y esa potente voz de mujer que con tanta clase y delicadeza  y fuerza te hace sentir aspavientos de ritmo! Aires de Mojo Project!Señoras y señores..Flevans y su tema Easy Go! Remezcla de un tema de hip hop francés que sirvió bando sonora a uno de lo momentos de más chulería de Oceans 12, y eso que en esta peli son todos más shulos que un ocho verde pistasho! Capoeria a ritmo de laser-dance. Por lo visto que incluyeran este tema en la película fue petición del actor Vincent Cassel, un shulo francés. Thé a la Menthe Hay que ver lo bien que queda un palmeo en todos laos!Indy, Jazzy, classy, bassy de Whitey Tema que me descubrió el señor Mario Vaquerizo en su program de Gladys Palmera Nanosónico. Cancion para una fiesta hippster de La Móvida!locas!Koudlam See you all Wax Tylor me cala de nuevo con un este tema y este video apto para amantes del diseño, el grafiteo y el hip hop! Más Indie de ese de buen rollito que me gusta a mi!La leche!!Bueno es que así se llama el tema. Them Park Y aquí no acaba la cosa. Como siempre, tendremos segunda parte...

viernes, 5 de octubre de 2012

Ayer emigró mi hija, por Carlos M. Duarte Profesor de Investigación, CSIC, en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA)

Esta vez no voy a hablar de ciencia ni políticas de I+D; lo retomaré en el próximo post. Esta vez voy a hablar de lo que ocurre en mi casa, y que refleja lo que con toda seguridad está ocurriendo en muchos otros hogares, porque en el día de hoy la verdad es que no puedo pensar en otra cosa. Ayer me despedí de mi hija. Emigra en busca de un futuro que no ha podido encontrar en su país y que la sociedad, o sus padres, no le ha sabido dar. Es extraordinariamente frustrante para un padre ver marchar a sus hijos, pero mantenerlos a costa nuestra no es opción porque supondría llevarles a una situación en la que quedarán atrapados sin futuro. Vivir en el extranjero ni es nuevo para ella ni le intimida, porque en los últimos 5 años ha vivido y trabajado en Canadá, Francia e Inglaterra, pero entonces se trataba de mejorar sus cualificaciones profesionales. Ahora se trata de rebelarse contra quienes se refieren a su generación como la generación perdida. Marchar le ha costado quedarse sin pareja, por lo que el llanto, apagado, que oía por la noche desde mi cama, se me hacía aún más amargo. Como muchos jóvenes de su edad, mi hija ha completado su formación profesional con el paso cambiado. En la primavera regresó a España con la intención de buscar un empleo en España, en lo que fuese pero a poder ser "de lo suyo". Consiguió algunas entrevistas de trabajo, pero las condiciones siempre eran abusivas: salario de becario, 400 € al mes, para una persona con una licenciatura, un master, que domina cuatro idiomas y con experiencia laboral en el extranjero. Estos sueldos no le darían ni para comer ni para alquilar una habitación en las ciudades donde le ofertaban estos empleos. Tendría que tener una ayuda de sus padres, a lo que, por supuesto, estamos dispuestos. Pero ella no quiere seguir dependiendo de nosotros, con una ayuda que, de hecho, estaría subsidiando a los empresarios que abusan de nuestros jóvenes. Este verano han pasado por casa, para despedirse, muchos amigos suyos. Sus conversaciones siempre giraban en torno a lo mismo: la depresión de la crisis, los despidos o el miedo a ser despedido, los abusos de los empresarios que, aprovechándose de la crisis imponen condiciones leoninas, despidiendo a buena parte de la plantilla para que los "supervivientes" hagan el trabajo del resto, intimidados por la amenaza de ir a la calle. Me pareció que se sienten culpables y quizá -como a todos- algo de culpa les corresponde, pero no el peso excesivo que estamos cargando sobre ellos. En Mallorca, donde vivo, ha sido un año espectacular de turismo, con cifras récord de viajeros e ingresos. Un amigo que tiene un restaurante me dice que este verano ha hecho un 15 % más de caja. Sin embargo, muchas empresas del sector han despedido a buena parte de sus plantillas, de nuevo forzando al resto a asumir las tareas de los despedidos, aprovechándose del miedo a perder el empleo para aumentar sus márgenes de beneficios. ¿Es esto lo que ha conseguido la reforma laboral?. La mayor parte de sus amigos también emigraban, unos a Alemania -sin saber alemán pero cargados de ilusión y desparpajo; otros a Uruguay, para poder desenvolverse en español, otros a Canadá, Australia, Inglaterra, Noruega... Estoy seguro de que muchos se han ido en condiciones mucho más difíciles que mi hija o sus amigos, o que incluso, queriendo hacerlo, no se hayan podido ir porque tengan dependientes a su cargo a quienes no puedan abandonar. La emigración no es nueva en nuestro país, pero pensábamos haberla dejado atrás en el siglo XX y haberla cambiado por la movilidad internacional. Pensábamos que nuestros jóvenes se formaban y maduraban en un país moderno, avanzado, miembro destacado de la Unión Europea, con euros en su bolsillo, y pujando por entran en el G8 ante el asombro del mundo. Todo eso era una ilusión, un escenario de cartón piedra. Como padre me siento inmensamente frustrado y fracasado. Los padres siempre anhelamos que nuestros hijos conozcan una vida mejor que la que nosotros tuvimos, y así ha sido al menos desde que la Guerra Civil nos hizo tocar fondo. Ochenta años después estamos cayendo en barrena en una involución económica y política que, ya lo escribía hace un año, amenazaba con arrastrarnos por el túnel del tiempo hacia la España de mi infancia en los años 1960, a la que ya estamos llegando en muchas cosas. También me siento frustrado como formador de jóvenes científicos, aunque estos, estoy convencido, tienen un mejor futuro, porque el largo período de formación de investigadores, que se completa al final de treintena, supone que estos jóvenes, de la misma edad que mi hija, a quienes dirijo tesis de doctorado y master, seguirán progresando como científicos para -espero- completar esa formación cuando nuestro país haya salido del hondo agujero en que se encuentra. Sin embargo, para ellos no será fácil, y también habrán de ser duros y resistentes para salir adelante. Pero no se trata de compartir mis sentimientos como padre ni como formador de jóvenes investigadores, sino de mis sentimientos como ciudadano español. ¿Qué futuro espera a una sociedad en la que sus jóvenes solo tienen la opción de desaparecer o amoldarse a condiciones laborales las más de las veces abusivas y requiriendo del subsidio de sus padres? Los medios de comunicación les llaman, y me repugna que lo hagan, la generación perdida. Pero ¿acaso no somos nosotros -los de mi generación, nacidos entre 1950 y 1970- los del gran batacazo? Una generación de irresponsables: los unos por lanzarse a la fiebre del oro pensando que se vendían duros a peseta, los otros, entre los que me cuento, por mirar para otro lado. Con un sistema político degradado basado en partidos clientelistas que se alimentaban, y todos lo sabemos, de la burbuja inmobiliaria y los pelotazos urbanísticos. El objetivo de la recaudación de impuestos para contar con abundantes presupuestos para colocar a los del partido en empresas públicas municipales y consejos de dirección y cajas de ahorro con sueldos públicos; financiación ilegal de partidos y dinerito para el bolsillo de los más descarados (basta ver las portadas de los diarios). Muchos declaran ahora, pobrecitos, que las pasan "canutas" con sus sueldos públicos... y es así porque ya no reciben los "extras" que a tanto oportunista trajo a la política. Basta recordar aquellas palabras, en una grabación de un político que llegó, a pesar de ellas, a ser presidente autónomico y ministro del Gobierno, diciendo que "yo estoy en política para forrarme" (busquen esta cita en Google y sabrán de quien se trata). También recuerdo otra grabación donde un empresario corrompía a un político municipal prometiendo algo así como (no recuerdo la frase exacta), que "te voy a asegurar el futuro a tí y a diez generaciones de los tuyos". Repugnante, pero todos lo sabíamos, todos oíamos estas palabras en los medios de comunicación. Al menos la justicia está, pacientemente, haciendo aflorar esos delitos, aunque lo que salga a la luz no sea más que la punta del iceberg. Espero que también les llegue el turno a los colaboradores necesarios: los banqueros, que en vez de tener que dar cuentas de su actuación se deben estar riendo a carcajadas tras la publicación de los nuevos presupuestos del Estado en los que pagamos el rescate a los bancos a costa de nuestra salud y educación. Con ayuda de los políticos, que libraron a los banqueros de toda regulación efectiva. Nadie pide perdón a nuestros jóvenes. Yo lo quiero hacer desde aquí, por la responsabilidad, quiero creer que poca, que me toca. Acostumbrados a comulgar con rueda de molino, ya no nos da escalofríos saber que la cifra de desempleo entre nuestros jóvenes supera el 50 % (sin contar, claro está, con los que ya se han ido, que son multitud). Mientras la Roja siga metiendo goles y Cristiano esté alegre seguiremos embotados y aceptando con resignación estos males que se nos han echado encima, sin que nadie asuma responsabilidades y nadie pida perdón. Hay quien se felicita, estúpidamente, de que muchos seguimos en silencio, pero algo está cambiando. Ya no nos vale más de lo mismo, ya no nos aplacan con mentiras calculadas, engaños burdos, eufemismos y la cantinela de que lo que nos pasa es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y nos merecemos lo que pasa. Deberíamos hacer todos un esfuerzo gigantesco para asegurar un futuro a nuestra juventud, porque ese futuro es también el nuestro. Una sociedad cada vez más envejecida que tendrá un porcentaje de jubilados enorme que solo se podrá sostener con una población laboral dinámica y productiva, la misma que estamos enviando al extranjero o arrinconando en los hogares paternos. No veo otra solución al arranque necesario de la creación de empleo en España que un nuevo movimiento de cooperativas para la innovación, que debieran priorizar las iniciativas de nuestros jóvenes, que tienen estupendas ideas, y apoyarlas con recursos públicos; invertir en nuestros jóvenes es hacerlo en nuestro futuro. Pero quienes deben utilizar nuestro esfuerzo, que son nuestros impuestos, para fomentar políticas de empleo para jóvenes están de nuevo distraídos en cálculos de sus miserables ventajas políticas. Nuestras instituciones políticas siguen siendo lo de siempre: en una expresión inglesa, el mismo circo con distintos payasos. Nada ha cambiado, pero es imprescindible que lo haga. Nos hemos dado el gran batacazo, pero pongámonos en pie, sacudámonos el polvo y pongámonos a caminar, aunque para ello tengamos que librarnos del enorme peso de la incompetencia política que en buena medida nos ha traído a donde estamos. Deseo que mi hija y todos los que como ella se han ido a la emigración, sean felices y puedan en un futuro cercano regresar a su país para contribuir, con su capacidad, a nuestro futuro. Me gustaría cerrar este texto recitando a mi hija, y a todos los jóvenes de su generación que, como ella han emigrado, el poema de José Agustín Goytosolo, Palabras para Julia; pero es mejor que lo escuchen cantado por Paco Ibáñez en su concierto en el Olympia de París.

miércoles, 21 de marzo de 2012

martes, 28 de febrero de 2012

UNA REFLEXIÓN ILUSIONADA O CUENTO DE LA “PRIMAVERA VALENCIANA”

Aviso a navegantes: Este ensayo no pretende describir verazmente lo ocurrido, en primer lugar porque dada la información con la que contamos y el manejo que de la misma se hace por los medios de comunicación, resulta a mi entender de todo punto imposible conocer de forma cierta y exacta gran cantidad de acontecimientos. Más aún, aquellos que pudieran clasificarse como de contenido político, salvo que se hayan vivido en primera persona, e incluso en estos casos uno cuenta con una visión parcial de la realidad. De esta forma, constan en esta narración situaciones y circunstancias que pueden ser ciertas, y otras que no lo serán. Así pues, no pretendo si no dar un enfoque que considero más humano a unos hechos que observo con preocupación y que deseo que no vuelvan a tener lugar ni en manifestaciones de estudiantes ni en ninguna otra. En este propósito, y al igual que hacen los saltadores de longitud antes de realizar un intento, ejerzo de narrador imaginario de un cuento de hadas, que como ha ocurrido con muchos otros en la historia de la humanidad, pudiera llegar a cumplirse algún día.

Todo recomenzó en febrero de 2012. Tras una manifestación en la que unos estudiantes decidieron que debían hacerse oír porque como consecuencia de los recortes, habían visto mermadas las condiciones en las que tenían que llevar a cabo su aprendizaje diario, entre las que cabía destacar el gasto en la calefacción de las aulas y el hecho de que los exámenes eran orales para ahorrar en papel. Al menos esas eran las reivindicaciones oficiales.

Ante esta coyuntura, la policía utilizó la fuerza y la violencia para evitar que aquellos estudiantes de instituto siguieran expresando sus demandas y disolver así la manifestación.

La gran mayoría de los estudiantes, pese a la tensión y nerviosismo del momento, no increpaban a quienes les agredían de aquella forma tan aleatoria y cruel, ya que estaban convencidos de que la violencia, tanto física como dialéctica, les haría perder la razón y el fundamento mismo de lo que les había llevado a expresarse, y las motivaciones e ideales que perseguían. Tanto fue así, que los radicales y exaltados, eran callados y reprendidos por los propios compañeros y compañeras de manifestación e instituto, que sólo querían poder expresar sus ideas, y no provocar o desahogarse de sus miedos u odios hacia la policía o el gobierno de turno.

Otros, argumentaban que la violencia de la fuerza pública estaba justificada por qué no se habían pedido los permisos pertinentes, y así también lo entendían los propios estudiantes, ya que hubiese sido deseable para el orden y el respeto al libre tránsito de otros ciudadanos, pero también entendían que la libre expresión humana tiene ese punto de espontaneidad, que sí es asumida en casos como celebraciones deportivas, por citar un ejemplo. Sin embargo, para asuntos mucho más trascendentales socialmente, en los que ciudadanos quieren participar de las decisiones que les atañen, se ponía en tela de juicio y se exigía mayor rigor a esa posibilidad de expresión, creían que de forma un tanto artificiosa de acuerdo con otros intereses.

Aquellos policías no actuaban por propia iniciativa. Aquellos policías seguían órdenes. Aquellos policías tenían miedo de perder su trabajo y pasar a engrosar más aún las listas del paro, y por miedo a represalias disciplinarias decían amén a todo aquello que sus superiores les indicaban, aún teniendo grandes dudas acerca de la necesidad y proporcionalidad de las órdenes que recibían para disolver la manifestación. Aquellos jóvenes esgrimían tan sólo unos libros en sus manos, y con ellos hacían frente a las porras que, a veces temblorosas, golpeaban con la frialdad que caracteriza a un golpe seco de madera. Se sentían solos e incomprendidos. La presión y el remordimiento a algunos les hacía llorar al llegar a casa. Pero tenían miedo. Tenían miedo de no llegar a fin de mes, de no poder pagar la hipoteca, la guardería de los niños, la luz, el colegio …

Muchos de ellos sentían que no era necesario, que en peores situaciones habían estado y no habían tenido que sacar la porra de sus cinturones, manteniendo el orden sin mayor problema que algún exaltado al que podían reducir entre varios. Más aún, pensaban que si en alguna profesión había que mantener la calma y no atender a provocaciones, esa era la de policía, la que habían elegido como medio de vida.

También, como en cualquier trabajo, había compañeros que pensaban de forma diferente, y a los que sus circunstancias personales y su educación les habían llevado a no entender que la violencia debe ser la última opción, y no la primera. Éstos se autojustificaban con argumentos tales como “No nos pagan por tener sentimientos” o “Si no lo hacemos así esto se convierte en una anarquía”, si bien también era cierto que el resto de compañeros y compañeras, que eran mucho menos notorios, se lamentaban en la intimidad por tener que ejercer el único trabajo del mundo en el que sus sentimientos más primarios, como la solidaridad o el mismo amor, debían quedar enterrados en el cajón de la oficina, entre todos los expedientes pendientes.

En aquellos días, muchos que habían empezado a dudar, consiguieron abrir el corazón a sus compañeros de profesión, con los cuales debían cada día proteger y cuidar a los ciudadanos, y mayor medida aún a los más débiles. Estas conversaciones se hicieron más y más habituales en los corrillos de la comisaria, mientras soltaban aquel uniforme a veces les daba vergüenza llevar que cuando veían las imágenes en la televisión o veían la actitud de algún compañero.

Y fue entonces cuando ocurrió…

Quién sabe si fue la mirada de una madre o un padre de familia que, con su casco y su porra, miró a los ojos de un chaval que le recordaba a su hijo, que pocos días antes le había dicho que no se quitaba la bufanda porque estaba un poco resfriado y no quería estar malo para los exámenes. Quién sabe si fueron uno o varios agentes que ya no pudieron soportarlo, y miraron al cielo como buscando una respuesta que sólo estaba en su corazón. Fue entonces cuando los primeros de ellos decidieron que ya era suficiente. Fue entonces cuando se interpuso el primer brazo entre la porra de un compañero y la pierna del joven que les miraba desde el suelo con cara de terror. Para…para ya! No lo hagas…ya está bien! …el compañero volvió la mirada y a través del plástico protector del casco vio la expresión y escuchó las palabras que tanto tiempo llevaba deseando escuchar: Ya está bien! No sigamos con esto…pudieran ser nuestros hijos.

Y la policía se dio cuenta de que también son el pueblo...y el pueblo se dio cuenta de que la policía también es parte de él...