Bolivia I, conociendo de otra forma: Quillacollo, Cochabamba

A finales de agosto y aprovechando que estábamos en Bolivia, por trabajo, nos fuimos una compi del curro y yo a visitar un hogar de chavales que tenían de los 5 a los 17(más o menos) en Quillacollo, cerca de Cochabamba. Le agradezco una barbaridad la invitación al plan de mi amiga. Una gran decisión! Lo digo por que en absoluto defraudó las expectativas, que eran muchas, aunque tenía claro realmente a a lo que iba.

La pasé estando de charleta, viviendo y jugando con los chavales y pasádomela como un enano. Nos echamos dos partidos de fútbol en dos días y ahí estuvimos sudando la camiseta a 2,500 metros de altura! Como corrían los tíos! Y además te encontrabas con pequeñajos de menos de 10 años que le echaban unas ganas! Te luchaban una bola que venía fuerte con uno que midiera y pesara el triple...incluido yo.


El sábado a la noche nos fuimos con los más mayores a echar la tarde cenando en el centro, echando unos bailes y unos futbolines. Por cierto, allí o bailabas con una chica, previa solicitud, o a mirar! Además estaban de fiestas y había mercadillo por todo lado.

Durante los días que estuve allí, reflexioné un poco que prefería mil veces aquello que estaba viviendo, y conocer a esta gente, antes que haberme ido a buscar paisajes, monumentos o deportes de riesgo. Si reducimos el objetivo principal del turismo a conocer la realidad del país,en esos días aprendí hablando con los chicos, chicas y gente del hogar mucho más, que por ejemplo, buscando la satisfacción visual o deportiva. De hecho esto último será lo que siga haciendo. Pero ahí queda para siempre vivencia en la mochila, y por qué no, como posibilidad a repetir todas las veces que quiera.