jueves, 22 de julio de 2010

Samara, un pueblito agringado pero con encanto

En la zona de Guanacaste, en la que veranean gran cantidad de americanos, una de las poblaciones costeras con más gracia es Samara, que cuenta la leyenda que era el nombre de una princesa, al igual que la ocurre con la cercana Nosara, que debía ser su hermana. Como en tantos otros pueblos costeros, un par de calles son el eje del sobre el que se reparten hospedajes, restaurantes, sodas, pulperías, escuelas de surf, escuelas de español, y en medio de todos esto, casas y humildes edificaciones que hacen las veces de iglesias.

En uno de mis primeros viajes sólo con Gallopín, que disfrute a ritmo de música y paisajes, pasé por el denominado puente de la Amistad, que el Gobierno Taiwanés regaló a Costa Rica por una serie de acuerdos comerciales tengo entendido. Como dato, está pasando lo mismo con el Estadio Nacional, pero esta vez por cortesía del gobierno Chinorri.

Pues allí que me planté aprovechando la autoinvitación a casa de una amiga con quien lo pasé de arte en un sitio de más del mundo después de haber coincidió también en Marbella, Madrid, Sevilla y San José. Buena gente los colegas, y buenas fiestas con estudiantes de español, surf y surfers como telón de fondo.

Tiempo para leer, pasear, o sencillamente estar en la hamaca, mirando el día o la noche, y los personajillos del paisaje como iguanas, caballos, vacas, zopilotes, y otras aves, además de ciclistas y otros vehículados.
Tuve la oportunidad de escuchar a una poeta Chilena afincada en Costa Rica llamada Tatiana Lobo, que participaba en un conversatorio de una escuela de allí. Me encantaron dos cosas que ley antes de ir: una el Agradezco ser mujer, que colgué para el día de la Madre, y la otra una oda a la Hamaca y el ocio. No lo encuentro!!! Seguiré buscando!Como siempre en el Pacífico, grandes atardeceres.

Mil gracias sevillana-suizo-tica!


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